El mundo de los videojuegos ha experimentado una evolución inimaginable en tan solo unas pocas décadas.
Pero desde sus inicios los videojuegos siempre han tenido una limitante para ofrecer una experiencia cinemática e inmersiva: la potencia del hardware de cada época y la capacidad de cada desarrollador para enfrentarse a estas limitantes, esto permitió que en cada generación llegasen juegos con un nivel técnico que parecía imposible y facilito la evolución a lo que hoy vemos como hiperrealismo.
En este sentido, quienes han jugado un papel importante en todo esto han sido las consolas de sobremesa, que hoy en día son el motor de la industria, tanto es así, que muchas desarrolladoras dependen de contratos con cada compañía detrás de estas y ha dado pie a que en cada generación, los desarrolladores aprovechen al máximo el hardware de las consola para sacarle el máximo potencial.
Para entender todo esto debemos retroceder en el tiempo, a la primera vez que se estreno el concepto de videojuegos:
